Estaba tapada hasta la cabeza. Vos sabés que cada tanto me escondo bajo la frazada, y sabés que no tenés que darme bola. Pero sin embargo, fuiste a despertarme. Hola, tengo los ojos abiertos, sí: no estaba durmiendo. No es difícil entender que quiera quedarme acostada, sólo por estar así, acostada, suprimiendo el día. Queriendo suprimirlo. ¿Nunca te pasó?. Te pregunté. Y te cagaste de la risa, -¿pasarme qué, boluda? dale, levantate- y me pegaste un almohadazo. Pero no me dio risa, no me despabiló porque no estaba dormida, y te dije que no iba a levantarme. Pero vos insististe, dale que dale. No sé porque te parecía gracioso. Y sí, es que era realmente ridícula la imagen. Yo aferrada a una almohada, asomando los ojos entre las sábanas, mirándote con cara de orto. Te juro que ahora me da risa, pero no, no me daba risa. Me iba a poner a llorar en ese instante, y antes iba a mandarte a la-mi-er-da. "Dale vicky, levantate." "Te dije que no, que no me levanto nada, que no voy a desayunar. Que me quedo acá, acostada, sin dormir, SI, sin dormir." Te cagaste de risa, yo me puse de cara a la pared esa llena de revistas que tengo. Te fuiste y me dieron ganas de levantarme, aunque más no sea para seguir dando pasos violentos, pegando portazos y puteandote.
La puta madre, ¿qué carajo me pasa?
No comments:
Post a Comment
incoherentes